Estamos de estreno, sí, pero no un
estreno de algo divertido, sino que nos hemos estrenado con las avispas.
Mi
hijo ha entrado por la puerta grande en picaduras de avispas, ¡¡con todo lo
alto que es y le ha picado en el ojo!! bueno, más exactamente en el párpado
móvil.
La verdad que estábamos tardando, ya
tiene 8 años y aún no había recibido ningún picotazo. Así que imaginaros el
dolor . Y no, no estaba junto a un avispero, ni había ninguna colmena, ni la
estaba molestando. Estaba en el campo jugando con sus amigos.
Pero las avispas
es lo que tienen, que son unas antisociales y las molesta cualquiera.
Y ¿qué es lo que hice? Bueno, primero,
intentar ver donde estaba el picotazo por si se le había quitado el aguijón, y
después coger la lata de bebida que tenía y ponérsela en el ojo mientras
buscábamos hielo, para rebajar la hinchazón que ya imaginaba que aparecería.
Todo eso con el pobre mío, chillando porque no veía nada. y yo rezando para que
no tuviera alergia, que os recuerdo que era la primera picadura y estábamos en
el campo.
Al final, como lo tenía tan hinchado,
nos fuimos al centro de salud, por si le tenían que poner algo, pero por
suerte, para cuando llegamos, ya el hielo había hecho su trabajo, podía abrir
el ojo y lo único que se tomó, fué el ibuprofeno.
A la media hora, ya estaba
jugando al fútbol como si nada.
Y ahora, después de la anécdota, un poco
de primeros auxilios y de información:
¿Quién ha picado? ¿una abeja o una
avispa?