La primera vez que llegué aquí, de
vacaciones, ya iba sorprendida por el camino, por lo que nos rodeaba y por
lo que iba descubriendo. Me encontraba en la Sierra de Säo
Mamede, un remanso de paz y una maravilla.
Me imaginaba un sitio a caballo entre Marvao y una ciudad como las nuestras, pero cuando llegamos no pude por menos que enamorarme del
lugar. Desde entonces, siempre que vamos al pueblo, nos escapamos aunque sea un ratin.
Ya os he dicho varias veces e imagino que muchos de vosotros
lo habréis podido confirmar con vuestros ojos, lo bien que los
portugueses conservan todo, incluso los detalles más pequeños y esta ciudad no
podía ser menos. De hecho, nos encantan sus parques, super bien cuidados, ¡¡¡Y CON ÁRBOLES!!!
En la plaza, puedes
tomarte una bica (café sólo en tacita chiquitilla o un café com leite,
disfrutando de la tranquilidad de un pueblecito y con música ambiental de
fondo. Si, digo música, a ver en qué sitio de madrid, o de españa tienen música
en sus plazas en plan hilo musical.
Lo primerísimo que aprendí nada
más llegar y si sois tan cafeteros como yo, es que los portugueses toman su
bica, cómo nosotros aquí nos tomamos una mahou o un refresco, aunque creo que
en otras partes de Portugal, el café sólo se llama cimbalino.
Y ya que estoy con el café, os aconsejo que lo acompañéis con unas queijadas que son tartaletas de tarta de queso, ricas, ricas.
Y ya que estoy con el café, os aconsejo que lo acompañéis con unas queijadas que son tartaletas de tarta de queso, ricas, ricas.
Es una bellísima ciudad, donde se
respira tranquilidad, pero a la vez vida, todo el mundo está en la calle, no
sólo turistas, sino los propios de allí. Si entras por la parte de abajo, o
sea, por la muralla que rodea la zona antigua de Castelo, te lleva directamente
al barrio judío, creado a partir de 1492, expulsados por los Reyes
Católicos de España.
Llama muchísimo la atención, aparte de
tantas cuestas, que las casas blancas como en muchos de nuestros pueblos, estèn llenas de flores y tiestos, como una
decoración natural de sus calles y que casi todas las viviendas tienen. Imaginaros lo bonito que queda en primavera pasear por allí con todas las
plantas en flor.
Avanzamos por sus callejuelas donde un
consejo, si es la 1ª vez que vais y tenéis un coche más o menos
grande, intentad dejarlo fuera de la muralla y subís paseando, sus
calles ya veis en la foto que son estrechitas y para aparcar, hay veces que es
un poco complicado. Quitaros de problemas y pasead, que merece la pena.
Bueno, pues continuamos, andando, andando y llegamos a la plaza. Aquí siempre nos encontramos sorpresas, porque cuando no hay una feria de algo, hay una exposición, o un mercadillo o los niños de los colegios vendiendo cosas para su viaje de fin de curso. En varias ocasiones nosotros hemos salido de allí ya comidos.
La plaza, es muy peculiar, porque da la impresión de que hay dos varios ambientes,a cada lado del arco. El nativo, que es donde están las tiendas, bares y el ayuntamiento, los sitios que frecuentan los que viven allí o lo conocen más, en el medio, se
encuentra la oficina de turismo, la iglesia de Santa María de Devessa
y la estatua del Rey D. Pedro V, de hecho, la plaza se llama así.
Y al otro lado del arco, la de los turistas. Hay varias tiendecitas
de regalos, os aconsejo una que hay haciendo esquina muy chiquitilla, la mujer
sólo habla portugués, aunque entiende el español y a mi personalmente me
cayó muy bien. Es típico el gallo, aunque mi hijo prefirió una vaca que
mugía... en fin... cuestión de gustos jjjjj.
Doces & Companhia |
Aprovechando que seguimos en la plaza, os
recomiendo también 2 sitios, el 1º, una pastelería que está en la acera de
enfrente de la tiendecita que os digo, tienen de todo, casi siempre recién
hecho, y riquísimo y luego un bar, que si tienes niños, está genial, porque
tienen mesitas exclusivas para ellos con juegos y piezas de construcciones para
que se entretengan, y una terraza en la parte de atrás para tomar lo que
quieras mientras disfrutas de sus vistas directas a la sierra.
A ver que me enrollo y parece que Castelo
sólo tiene eso, nos vamos a ir al Castillo, la subida hacía la
ciudadela, es preciosa, las calles se van haciendo más estrechas y acogedoras y
parece cómo si retrocedieras al pasado, tampoco os preocupéis por los
niños, quitando algún tramo, pueden ir sueltos perfectamente, ojo, dentro del
castillo, porque cómo ya os he dicho antes, las calles son estrechas, la
mayoría no tiene aceras y pasan coches.
Lo mejor, las vistas, tanto desde su
torre, cómo desde la ventana que se ve en la foto y desde donde se puede
observar todo Castelo a sus pies. El castillo se terminó de construir en 1327.
Castelo además, tiene o tenía muy buena
fama por sus aguas, en el siglo 18, había más de 300 fuentes. De hecho, hay 2
marcas muy importantes de aguas minerales que salen directamente de aquí, una
es Vitalis y la otra Castelo de Vide.
Luego como siempre os pondré el enlace de
la ciudad donde podréis ver mucha más información, si no
lo entendéis, ya sabéis, traductor y a leer, pero no es complicado.
Si vais en verano, iros a la piscina
municipal, de hecho, nosotros siempre acabamos allí, los niños no pagan y el
precio de adultos es de sólo 3 €. Aparte de que bañarte rodeado de montaña, y
con las vistas que hay desde allí, no tiene precio y además hay toboganes en
plan parque acuático en la de adultos y una media bola gigante en la de niños
donde se pueden subir y dejarse resbalar hasta su piscina.
Y ya para terminar y saliendo de allí, nos
iremos a una ermita del siglo XVI, Nossa Senhora da Penha está en lo alto de una
montaña a 700 metros de altura y simplemente por ver las vistas y el
entorno, merece la pena subir.
Bueno, y de momento, eso es todo. Os pongo
un enlace cómo siempre, para que veáis más cosas y
un vídeo que hice para el otro blog y que me estoy trayendo poquito a poco a este rinconcito.
Página de Turismo Castelo de Vide
Hasta otraaaa.
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